Una de las cosas que siempre me ha llevado de cabeza es la disposición de las mesas en mis clases. Ya sea, porque la clase era muy grande y me sobraba sitio por doquier, como si era más pequeña con mesas demasiado grandes.
Al empezar este curso (2014-15), dispuse las mesas como lo que para mí era normal, es decir, en grupo, lo mismo que he venido haciendo en las clases de infantil por las que he pasado. Porque para mi es primordial las interacciones que se crean en grupo-clase.
La verdad, es que hubo quien me dijo que así no podían estar y que debía dar la vuelta a las mesas (o sea, poner todas en fila de cara a la pizarra)..., pero tampoco me supieron dar una respuesta didáctica a mi pregunta ¿por qué?
Ese día, el segundo día de curso, me fui muy preocupada a casa pensando en la disposición de mi clase, porque la verdad, no me satisfacía tener cuatro filas de pekes y yo no poder acceder a ninguno, ni pasearme por la clase. Sí sí, pasearme entre los pekes cuando trabajan o estamos explicando la lección...
Así que, con lápiz y papel, estuve dibujando mi clase una y otra vez, inventando disposiciones de mesas (mirando hacia delante), pero que yo pudiera pasar entre ellos de una manera efectiva y sin molestar. ¡Por fin encontré la manera!
Siempre me ha gustado la disposición tipo U, pero en esta clase no me caben... Pero entonces descubrí que si la ponía como dos peines o dos E confrontadas, me cabían y yo podía pasar por el medio y así, tener acceso a todos en menos de un minuto. La hilera de mesas del fondo quedan todas unidas.
Ahora que llevamos un mes de clase, he de deciros que me siento satisfecha con esta manera de tener mi aula de primero, porque cumplo con los cuatro principios de
Evertson y
Emmer (autores en la didáctica actual de éstas y otras cuestiones):
1. Reducir la congestión en las zonas de mucho uso:
Les hice colgar su mochilita en el respaldo de su silla, para poder acceder a la agenda u otro material que necesiten sin tener que levantarse toda la clase hacia los colgadores, entorpeciendo el paso y creando momentos de conflicto. Así que, con tan solo un gesto insignificante como, el de tener la mochila en su sitio, nos ha facilitado mucho la vida en clase.
2. Una visualización rápida y adecuada de todos los alumnos:
La disposición actual de las mesas, me permite ver las caras de todos mis pekes, lo cual ya me da la suficiente información como para saber si comprenden o no lo que estamos tratando en ese momento.
3. Acceso rápido y eficaz de materiales y herramientas:
Es decir, que los pekes sean autónomos para que el encargado pueda distribuir el material necesario para cada tarea.
4. Visualización clara para cualquier actividad o tarea para todos los pekes.
O sea, que han de mirar a la PDI les sea más productivo que si están de espaldas.
Ahora bien, el viernes pasado que pudimos tener un ratito de juegos de mesa en el aula, junté varias mesas para poder formar grupos de cuatro o seis....será que la disposición grupal ayuda a la comunicación como si de una mesa redonda se tratara, y fue de maravilla, porque la interacción entre ellos estuvo muy completa.
Así que, doy la bienvenida a la "
flexibilidad espacial" que le he podido sacar a las mesas de mi nueva clase. A mi me funciona!!